martes, 29 de octubre de 2013

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Nuestro psicólogo de cabecera, Jesús Jarque García, desde EDUCAPEQUES, nos propone una serie de pautas para trabajar algo tan recurrente a estas edades como es la desobediencia de nuestro hij@ ante las normas impuestas...
Aquí os dejo el artículo completo, dividido en dos partes...Seguro que sacáis grandes ideas..


MI HIJO NO ME HACE CASO ...1ª PARTE
“ Mi hijo no hace caso ”. Esta es con mucha diferencia la queja que la mayoría de los padres expone respecto al comportamiento de su hijo. Ellos mismos reconocen que no es un problema grave, pero que les desgasta y agota. En esta primera parte, voy a tratar de describir brevemente el problema y explicarles cómo se genera.
Las familias que exponen esta situación describen comportamientos como los siguientes:
- Su hijo responde con un “no quiero” cuando los padres le piden algo.
- Si le dicen que deje de hacer cualquier cosa inadecuada, el niño continúa haciéndola,
- Si le llaman la atención o lo requieren parece que no escucha y sigue con lo suyo, y situaciones similares.
Además, para que el niño o la niña obedezca es necesario llamarle muchas veces la atención, gritarle o tomar otro tipo de medidas.

Suele generar como he dicho, un desgaste continuo en los padres y sentimientos de ineficacia ya que piensan que están perdiendo su autoridad, que no son capaces de manejar el comportamiento de su hijo, que lo están haciendo mal… La situación empeora cuando además comienzan los reproches entre uno y otro miembro de la pareja.
En muchas ocasiones es un comportamiento que sorprende a los propios padres. Su hijo o hija era más o menos dócil y hacia los 3 o 4 años comienza a comportarse de esa manera y a cuestionar la autoridad paterna.
Las causas de ese comportamiento pueden ser muy diferentes. En primer lugar, debo decir que hasta cierto punto, es normal que aparezca. Sí, es una forma de mostrar su autonomía e independencia, una forma decirles “yo ya no soy un bebé como hasta ahora, y quiero hacer las cosas a mi manera”. Una manifestación, por cierto, inadecuada, y que poco a poco los padres tendrán que reconducir.
En todo caso, me suelo encontrar un “factor común”: sin quererlo los padres “RECOMPENSAN” ese comportamiento, lo premian,  por tanto, lo refuerzan y lo consolidan. Sí, aunque les parezca complicado efectivamente eso sucede y les explico cómo lo hacen:
- Cuando el niño no hace caso, obtiene la recompensa de seguir efectivamente con lo suyo durante más tiempo, librarse de algo que, en ese momento no les apetece… De esta forma comprueba que “no hacer caso resulta efectivo” para librarse de lo que los padres le están pidiendo.
- En segundo lugar, muchos padres ya admiten como premisa que su hijo se va a negar a lo que le pidan y realizan las llamadas de atención con poca convicción y esperanza. Esto vuelve a reforzar el comportamiento de su hijo que ve que efectivamente da resultado.
- Por último, cuando “no hacen caso”, consiguen un premio excelente: que le presten durante unos segundos o minutos una atención especial. Efectivamente, comprueban que este comportamiento hace que los padres dejen lo que están haciendo para centrarse solo en él, aunque sea para regañarle, pero sentirse el centro de atención durante unos minutos es un “premio” que vale la pena para ellos, sobre todo cuando han comprobado que solo consiguen con ese comportamiento.
Como muchos podrán comprobar, este tipo de refuerzos hace que la conducta se consolide y sea complicada de modificar.
En la segunda parte de esta entrada que expondremos próximamente, continuaremos con este tema y les facilitaré las pautas para afrontar la situación y corregir este comportamiento.
Jesús Jarque García.

MI HIJO NO ME HACE CASO...2ª PARTE

En la entrada anterior, les expuse en qué consistía el problema, qué sentimientos genera en las familias y sobre todo cómo los padres, de manera inconsciente, premian ese comportamiento negativo y por tanto, hacen que se consolide como forma de actuar. Efectivamente, les decía que el niño en muchas ocasiones, obtenía como premio librarse de las peticiones que sus padres les hacían, continuar con lo que estaba haciendo y sobre todo, ser el centro de atención durante unos momentos

A continuación paso a dejarles algunas orientaciones para afrontar el tema:
  1. En primer lugar deben pensarse muy bien lo que le piden al niño. No se pueden hacer demandas a discreción. Es lo que los especialistas llaman distinguir entre “órdenes duras y órdenes blandas”. Pídanle al niño solo lo que es estrictamente necesario y que no hay alternativa, es decir, reduzcan sus órdenes lo más posible a “órdenes duras”. En ocasiones, hacemos demandas a los niños sin sentido, contradictorias o les ignoren. Antes de dar una orden hay que pensar lo que se pide.
  2. Cuando lo hagan, es muy importante acercarse al niño y asegurarse que nos atiende, escucha y que comprende la orden.
  3. En tercer lugar, se deben dar con un tono de SEGURIDAD y firmeza. No hace falta gritar, ni amenazar; basta con el niño compruebe que vamos en serio. Si responde diciendo que no quiere, entonces ustedes, sin enfadarse y sin entrar en demasiadas negociaciones, le vuelven a repetir una vez más la orden.
  4. Reduzcan las llamadas de atención a tres como máximo. En la segunda llamada de atención le anticiparemos las consecuencias si no obedece.
  5. Después de la tercera llamada de atención si continúa “sin hacer caso”, actuaremos. La actuación debe ser firme, sin prestar demasiada atención, sin muchos comentarios ni reproches. Es importante que su mal comportamiento no obtenga la recompensa de prestarle mucha atención, se trata de actuar como si estuviéramos pensando en otra cosa. Posteriormente no haremos demasiadas alusiones al comportamiento negativo, ya que sería otra forma de prestar atención.
  6. Por el contrario, elogiaremos y prestaremos una especial atención siempre que el niño obedezca y efectivamente nos haga caso. De esta forma, comprobará que le prestan más atención cuando se porta bien que cuando se porta mal. Entiendo que pensarán que esa forma de actuar es demasiado complicada y costosa. Es posible, pero es la que se me ocurre y la que recomiendan muchos especialistas.

Fuente: EDUCAPEQUES


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